El Ocote, enclavado en el sureste del estado de Aguascalientes, es un tesoro arqueológico que despierta la imaginación y nos sumerge en el pasado. Sus piedras, sus pinturas rupestres y sus leyendas nos hablan de una civilización antigua que dejó su huella en la roca volcánica.
Aquí, desentrañaremos los misterios de esta zona, donde el pasado se entrelaza con el presente y la naturaleza cobra vida.
¡Que comience el viaje!
Nuestro viaje comienza en la base del cerro Los Tecuanes, una elevación que se alza sobre la tierra como un guardián silencioso. Al ascender por los senderos, nos encontramos con plataformas de piedra, testigos mudos de ceremonias y rituales que se celebraron hace siglos.
Desde aquí, la vista panorámica nos deja sin aliento: los bosques se extienden hasta donde alcanza la mirada, y los manantiales murmuran historias olvidadas.
El Ocote fue habitado por civilizaciones prehispánicas cuyas voces aún resuenan en las pinturas rupestres y las estructuras que dejaron atrás. Aunque no conocemos sus nombres, sus creencias y rituales se inscriben en las piedras y nos invitan a imaginar sus vidas.
Estos antiguos pobladores vivieron aquí entre los años 575 y 900 d.C., durante el periodo Epiclásico. Aunque no podemos afirmar con certeza quiénes fueron, sus prácticas religiosas y su conexión con la naturaleza se reflejan en las construcciones que aún se alzan en El Ocote.
Pinturas rupestres en El Ocote
Las pinturas rupestres son el alma de El Ocote. En las rocas, figuras enigmáticas en color rojo nos observan desde el pasado. ¿Qué querían decirnos? ¿Qué historias guardan? Algunos creen que representan a los antiguos habitantes, sus dioses y sus sueños.
Otros dicen que son portales hacia otros mundos, donde los espíritus aún danzan al ritmo del viento.
En una de las plataformas, encontramos la Piedra de los Deseos. Su superficie lisa está marcada por inscripciones antiguas. Se dice que si tocas la piedra y haces un deseo desde el corazón, este se cumplirá. Aquí, los viajeros dejan ofrendas pequeñas como agradecimiento por los deseos concedidos. ¿Qué pedirías tú?
Las plataformas talladas en la roca volcánica son escalones hacia el cielo. Presentan simetría perfecta, escaleras sagradas y decoración intrincada.
Algunas plataformas podrían haber sido templos, mientras otras funcionaban como viviendas
o espacios ceremoniales. Las escaleras, talladas con precisión, permitían a los antiguos ascender hacia el firmamento.
La orientación de las estructuras también tenía un propósito cósmico: alineadas con los solsticios y las estrellas, marcaban momentos clave en el ciclo solar y conectaban a los habitantes con lo divino.
Vida cotidiana de los habitantes de El Ocote
La rutina en El Ocote estaba marcada por la naturaleza. Los habitantes cazaban venados, aves y otros animales para alimentarse y obtener pieles. También cultivaban maíz, frijoles y calabazas en las tierras cercanas.
Su tierra fértil les sostenía. Imagina a las familias trabajando juntas bajo el sol, sus manos en la tierra,
sus corazones conectados con el ciclo de la vida.
Las noches en El Ocote eran teñidas de leyendas. Se dice que bajo las plataformas y las rocas yace un tesoro ancestral. ¿Quién lo custodia? Los espíritus de los antiguos danzan entre las sombras. ¿Son los guardianes de los tesoros ocultos? ¿O quizás los amantes prohibidos que huyeron juntos hace siglos? Las leyendas se entrelazan con la realidad, y El Ocote se convierte en un escenario donde el tiempo se desdibuja.
Los arqueólogos continúan explorando El Ocote. Estudios magnéticos, análisis de cerámica y dataciones nos acercan a su historia. Cada excavación revela más detalles, más preguntas sin respuesta. ¿Qué secretos aguardan bajo la tierra? ¿Qué historias se ocultan en las capas de tiempo?
El acceso a El Ocote es posible gracias a la colaboración entre las autoridades locales y los arqueólogos. El precio para visitar esta joya cultural es simbólico: una pequeña contribución que ayuda a preservar y mantener el sitio. Los visitantes pueden recorrer las plataformas, tocar la Piedra de los Deseos y escuchar los susurros del viento. La entrada incluye una guía local que comparte historias y conocimientos sobre El Ocote.
El Ocote no es solo un sitio arqueológico. Es un latido de la Tierra, un eco de voces antiguas y un faro para los viajeros curiosos. Al explorar sus piedras, sus pinturas y sus leyendas, nos sumergimos en la esencia misma de la humanidad.
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