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Copainalá, en Chiapas. Un Pueblo Mágico lleno de misticismo

México, tierra de riquezas culturales, alberga un tesoro único en su tipo: los Pueblos Mágicos. Estos encantadores destinos, reconocidos por su autenticidad, historia y tradiciones, ofrecen a los visitantes una experiencia única llena de una esencia imposible de encontrar dos veces.

Con más de 120 Pueblos Mágicos esparcidos por todo el país, cada uno cuenta con su propia narrativa cautivadora, impregnada de mitos, leyendas y una arquitectura que refleja la identidad mexicana.

Cada rincón revela su propia magia, desde los callejones empedrados de Cuetzalan hasta las vibrantes plazas de Sayulita. La oferta gastronómica, artesanal y folklórica de estos destinos invita a los viajeros a adentrarse en las mismas raíces de nuestra cultura, donde la hospitalidad local se entrelaza con la magia ancestral. Este viaje nos invita a descubrir la autenticidad y el encanto que hacen de los Pueblos Mágicos de México destinos incomparables.

Copainalá, Chiapas. Foto por Interfax Prensa.

Entre estos tesoros, emerge con destellos de autenticidad el Pueblo Mágico de Copainalá, en Chiapas. Rodeado de exuberante vegetación y marcado por la mística de la cultura tzotzil, este rincón chiapaneco transporta a los visitantes a un viaje en el tiempo, revelando secretos ancestrales y cautivando con sus coloridas artesanías y festividades tradicionales.

Copainalá, con sus callejones empedrados y su arquitectura colonial, se erige como una joya oculta que espera ser descubierta en el vasto mosaico de los Pueblos Mágicos mexicanos.

Copainalá, en Chiapas. Foto por Descubre México.

Pueblo Mágico cuyo nombre ancestral, Koa-Painal-Lan, revive la poesía de “lugar de las culebras que corrieron”. Sus raíces náhuatl, kohualt (culebra), Painali (corredor), y Lan (desinencia locativa abundancial), nos sumergen en un viaje a través de la historia y lo místico.

Este rincón chiapaneco se ubica en la meseta de Coapilla, destacando como una auténtica pintura popular, donde los techos de teja roja destacan entre el verde casi infinito de la vegetación.

Fundado en el siglo XVI por habitantes zoques evangelizados por misioneros dominicos, Copainalá deslumbra con su espléndida arquitectura.

Copainalá, Chiapas. Foto por Cintalapanecos.com

Recorrer sus empinadas calles es sumergirse en un viaje en el tiempo, donde las leyendas de “El
Sombrerón” se entrelazan con la herencia colonial.

La Plaza, corazón del pueblo, invita a la reunión tranquila de sus habitantes, quienes comparten historias que se pierden entre callejones empedrados y secretos bien guardados.

Copainalá. Foto por Heraldo Chiapas.

La majestuosidad de Copainalá se revela en la imponente iglesia de San Vicente de Ferrer y el Ex Convento de San Miguel Arcángel, construidos por los misioneros en el siglo XVI. La restauración reciente de estas joyas coloniales permite apreciar la fachada renacentista y la torre mudéjar de la iglesia, donde parece librarse una lucha entre ángeles y demonios.

El Ex Convento, de una sola nave, cuenta historias a través de sus brazos de cruceros salientes y su ábside rectilíneo.

Copainalá, Chiapas. Foto por fotocommunity.

El río Zacapala, afluente del Grijalva, serpentea a las orillas del poblado, regalando flora abundante y orquídeas exóticas que añaden un toque mágico al entorno.

Copainalá. Foto por Conexstur.

También es conocido como “el pueblo de las mil danzas”, donde cada paso cuenta historias de tradición y leyenda. A lo largo de todo el año, al menos una vez al mes, las festividades de los santos cobran vida con representaciones cautivadoras.

No puedes perderte la oportunidad de presenciar las majestuosas danzas de personajes como el
Moctezu, San Miguel, la Encamisada, los Pastores, San Jerónimo, el Gigante, San Lorenzo, Santa Susana, el Caballito, el Weya Weya y San Isidro.

La Encamisada. Foto por Gerardo Namindamo.

Y por último, dicen que la forma de llegar más rápido al corazón es por el estómago, así que para que este pueblo termine de enamorarte te presentaremos las delicias más destacadas, empezando por la exquisita “Tzata”, un platillo tradicional zoque que fusiona frijoles y plátano verde, realzado con chicharrón molido en molcajete para un toque de sabor inigualable.

Si es que eso aún no te convence, te presentamos el Pimbu, una mezcla de elote molido con chipilín y bolitas de masa, una creación que se despliega solo durante los tiempos de cultivo de maíz.

Pozol de cacao. Foto por Adriana’s best recipes.

Las festividades tradicionales son el escenario perfecto para deleitarse con una variada selección de tamales, desde los de chipilín y hierba Santa hasta los de bola y mole, cada bocado narrando una historia de tradición y autenticidad. No puedes dejar de probar el pozol blanco, preparado con maíz cocido con cal, o el pozol de cacao, que despiertan los sentidos con cada sorbo.

Para una experiencia única, aventúrate a degustar el atol agrio, una bebida copainalteca elaborada con elote macizo y desgranado, cocido y moldeado con maestría para ofrecer un sabor único y
refrescante.

Tamales de chipilín. Foto por Sabores de México.

En este viaje a través de Copainalá, descubrimos un mágico equilibrio entre pasado y presente, entre mito y realidad….¡Y por cierto! Si viajas a Chiapas, te recomendamos que antes de hacerlo te des una vuelta por la pagina oficial de Autotur.

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Viaja con Autotur. Foto Archivo.
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