Saborear un exquisito pozole con carne de pollo o de cerdo, sentir el picor de las salsas de chiles guajillo, costeño y tuxtla, son solo algunos ejemplos de lo mucho que tiene por ofrecer la comida típica de Oaxaca.
Ver freír los frijoles de olla para untar las tlayudas y degustar el delicioso sabor de la cocina Oaxaqueña, no tiene nombre. Después de sentir el calorcito del mezcal recorrer tu esófago, qué tal si pruebas unos suculentos gusanos de maguey o chapulines sazonados con limón.
Para finalmente saborear una tortilla hecha a mano en el comal de piedra con tasajo y salsa de chicatanas.
Mercado Benito Juárez
La capital del estado es reconocida por ofrecer una enorme variedad de alimentos, aquí puedes encontrar cocina de casi todas las regiones del estado.
Un ejemplo de esto es el mercado Benito Juárez, localizado hacia el sur del zócalo.
Es uno de los mejores lugares para comer las famosas Tlayudas, tortillas de maíz de aproximadamente 30 cm de diámetro untadas de asiento (manteca de cerdo sin procesar) y frijoles negros.
Puedes elegir chorizo, tasajo, cecina enchilada o pollo para acompañar y encima de éstas se les pone queso fresco, ranchero o quesillo, aguacate, col y salsa.
Existen variaciones de este riquísimo manjar oaxaqueño como agregarle deliciosos camarones, huevo o chapulines para darle un sabor más acidito.
Y si prefieres la comida picante…
Hablando de salsas, Oaxaca te ofrece una diversidad de tipos de chiles, una salsa ideal para los alimentos es la de chile tuxtla, pequeño fruto donde se puede aplicar el dicho popular mexicano “Chiquito pero picoso”.
El picor de esta salsa es demasiado, así que si la pruebas podrás ser reconocido por valiente aunque tus ojos se tornen llorosos.
Los chiles en la cocina oaxaqueña son tan importantes que forman la base y el espíritu de los platillos más destacados en el estado, algunos le dan un toque tan especial que a falta de ellos, el guisado no sabría igual.
Otros chiles regionales son: soledad, costeño, de agua y el chile chihuacle, el cual es esencial para la elaboración de un rico mole negro.
Las famosas chicatanas y el Mercado 20 de Noviembre
Atrévete a probar las Chicatanas (hormigas negras gigantes) y descubrirás que se trata de un delicioso platillo. Los pobladores las capturan y las asan al fuego vivas para que suelten jugos de su interior y al sazón de limón y chile te brindan un sabor único, placentero y diferente.
Después de prepararlas en el comal, se revuelven con chiles, cebolla, ajo, sal, epazote o hierba santa y un poco de jitomate en un molcajete, se machaca hasta obtener una consistencia tersa.
Te recomiendo comprar unas tortillas hechas a mano, hacerte unos tacos de chapulín y bañarlos con salsa de chicatana, ¡un exquisito manjar prehispánico!
Si estás dispuesto a probar un banquete, entonces dirígete el mercado 20 de Noviembre, el cual te recibirá con una fabulosa canasta de carnes frescas. Al entrar, las meseras se acercan a ti y te llevan a la mesa para que pidas la carne que tú quieras y te la asan al instante.
Lo bonito y tradicional de esto es que mucha gente indígena se acerca a ti con productos frescos para dar color y sabor a tu plato principal: Aguacates, rábanos, tortillas a mano recién hechas, limones jugosos, cebollitas y muchos otros productos más que te abrirán más el apetito.
El exquisito pan Oaxaqueño
Los oaxaqueños se acercarán a ti respetuosamente para invitarte a llevar recuerdos del estado y sus comunidades, artesanías o mezcal; bien vale la pena hacer compra de algunos souvenirs.
Una deliciosa costumbre es que en las frescas mañanas se antoja probar algo caliente, entonces debes saborear un chocolate de agua con un pan de yema, será la combinación perfecta para el inicio de tu día.
Además de la gran variedad de deliciosos y enormes panes salados y de dulce que se venden en los mercados, hay más opciones como ir a los portales y degustar el aromático café negro de olla clásico.
Que con su característico sabor amargo es el complemento ideal para un delicioso marquesote, remójalo y siente el contraste de sabores que se puede crear con esta sencilla combinación.
Bien vale la pena perder la dieta probando el guajolote con mole negro, un plato que además de rico, hacerlo y presentarlo es un arte. Cada abuelita de todo Oaxaca tiene bajo la manga un secreto para darle un sazón especial a esta suculenta comida.
Se sabe que lleva plátano macho, clavo, pimienta, orégano y especias, una variedad extensa de chiles y más cosas que ni te imaginas. Sólo siéntate en tu mesa a valorar uno de los siete pecados (moles) que tiene este estado, será todo un placer al momento de probarlo.
¿Que tal un postre?
Dirígete a la plaza donde se ubica la Iglesia de la Soledad y siente los insuperables aromas de la nieve de leche quemada con tuna. La excelencia hecha nieve. También encontrarás esquites, dulces típicos y tamarindos picositos.
Dos sorpresas te esperan cerca de la población Santa María del Tule, el reconocido Mezcal como bebida deliciosa, fuerte y con profundas raíces prehispánicas. Prueba el blanco o el añejado con gusano.
Pero si eres de esos que quiere experimentar sabores auténticos, acércate a los locales de Mitla para beber la Crema de Mezcal con diferentes sabores: guanábana, coco, café, chocolate, entre otros. Una exótica pero dulce experiencia.
Otro de los platillos típicos de Oaxaca que no puedes perderte es el famoso Caldo de Piedra.
El Caldo de Piedra
Consiste en un brebaje que se prepara con jitomate molido, epazote, agua, cebolla y pescado fresco, todo esto se coloca dentro de una jícara. Al calor de las brasas se colocan piedras de río para que cuando estén candentes se les agregue a la mezcla para que ayuden a hervir el caldo y cocer el pescado.
La historia de este platillo es peculiar. Hace unas décadas, los pescadores de algunas regiones de la zona mixteca iban al río para recolectar pescado y camarones. Como el manto acuífero se ubicaba lejos de sus hogares y no podían cargar alimento, hacían surcos en las gigantescas rocas de río y al caer el medio día tomaban las hierbas y los frutos del monte.
Lo machacaban con sus machetes y parte de la pesca se iba a los agujeros llenos de agua dulce. Ponían leña de los árboles y calentaban las piedras. Y así surgió este característico platillo de Oaxaca.
A través de todo el estado encuentras recetas tradicionales de la abuelita o de antiguas generaciones que se modifican con el paso del tiempo.
Pero lo más valioso es la gama de sabores de la comida típica de Oaxaca, ya que todo esto te dejará con la boca abierta y con el paladar satisfecho. Buen provecho y #NuncaDejesDeComer.