Siempre me ha gustado conocer lugares que sean auténticos y diferentes, con una identidad propia pero tradicional. Cuando visito el centro de la CDMX, es un básico darme una vuelta por los churros El Moro, donde aún se hacen los churros y el chocolate como en los años 30.
Debes saber que la tradición de los churros con chocolate nos viene de España, y concretamente en el caso de “El moro”, llega la idea con Francisco Iriarte, un inmigrante español quien recordaba a un moro, personaje que vendía churros en las ferias de Elizondo, su pueblo en España.
Aromas y sabores de antaño solo en El Moro
Iriarte decide traer esta tradición al centro de la Ciudad de México para deleitarnos con estas delicias calientitas que invitan a entrar sentarte a charlar mientras degustas unos ricos churros con chocolate.
Aunque Francisco fallece joven, vinieron sus tres hermanos: Ignacio, Santiago y José para continuar con esta dulce tradición la cual se ha ido consolidando al paso de los años en diferentes zonas de la capital con ya casi una decena de sucursales.
La sucursal de Eje Central
Si realmente quieres cubrirte de nostalgia y tradición, no dejes de visitar la sucursal del Centro, la clásica. Se ubica en la Av. Eje central 42, justo a la salida del metro San Juan de Letrán.
Por este lugar han pasado generaciones completas de personajes y hasta reconocidos actores, políticos, intelectuales y celebridades de nuestro país; pero lo mas importante, sus habituales comensales que son quienes mantienen vivo este espacio.
Los churros El Moro
Los churros El Moro se han vuelto un punto de visita muy interesante para quienes andan cerca de la torre latinoamericana o deciden resguardarse en un lugar mientras pasa la lluvia o simplemente para citarse con alguien y charlar.
Algo que también es muy bueno y le da un encanto a este sitio es que presta servicio las 24 horas del día. Así que si eres un poco bohemio, escritor, artista o un trasnochador que disfruta de la ciudad, este lugar es ideal para ti.
¿Qué pedir en los Churros El Moro?
Recientemente que visité el lugar me atendió Martha, una amable mesera que lleva bien puesta la camiseta del lugar con ya mas de 20 años de trabajar ahí.
Martha me explicó cada una de las variedades y combinaciones posibles, las cuales continúan diversificándose con los años.
En mi caso, y a pesar de las sugerencias, siempre prefiero empezar con lo clásico de los lugares, así que decidí por un espeso y dulce chocolate español, con mi orden de churros.
Martha me sugirió diferentes maneras de tomar el chocolate: Francés, a la vainilla, mexicano o el especial semiamargo a la canela.
Más que churros y chocolate
También me dijo que con el tiempo han surgido otros deleites como el “consuelo” que es un delicioso emparedado de churros con helado adentro y que fue dedicado en honor a una de las abuelas de la familia.
Y qué decir de las deliciosas malteadas las cuales se han vuelto muy populares en este ya histórico lugar así que vale la pena hacer un huequito.
Pero, si vas con más hambre, también puedes pedir una de sus deliciosas sus tortas de pierna o tacos al pastor, para comer ahí o llevar comiendo.
A pesar de que ya son varias las sucursales de la churrería, no se ha perdido el encanto al pasar frente a una de ellas, ya que los aromas se perciben desde que vas caminando.
Y mientras te cuento todo esto, ha llegado mi segunda orden de churros, así que a tu salud me los voy a comer y te invito a que visites este lugar de nostalgia.
Sobre todo cuando llueve o hace frío ya que los aromas de los churros y chocolate te van a conquistar #NuncaDejesdeComer