Nuestro país es sin duda un lugar lleno de sitios repletos de historia y con arquitecturas impresionantes; como la Catedral de Puebla, distintivo destacado del Estado.
A pesar de la falta de fondos para culminar su construcción y los imprevistos sucedidos, hoy se levanta imponente y orgullosa, lista para ser visitada. ¡Vamos a descubrirla!
Un monumento que se concluyó a pesar de las adversidades
La historia de la Catedral de Puebla comienza desde el año de 1536, cuando el fray Julián Garcés de Tlaxcala propuso la iniciativa de su construcción, para que mas adelante las autoridades virreinales autorizaran dicho proyecto.
Se puso al mando al arquitecto Francisco Becerra, aunque debido a cambios administrativos y falta de fondos la obra se detuvo en 1626.
En 1634 el maestro mayor Juan Gómez de Trasmonte, perteneciente a la Catedral Metropolitana de la CDMX hizo una adecuación del proyecto, dándole un estilo clásico y una planta basilical.
Hasta 1640 una cédula real encomendaba al obispo Juan de Palafox y Mendoza a concluir el edificio. Dicho acontecimiento sucedió ocho años y ocho meses después.
La Catedral de Puebla se le dedicó a la Inmaculada Concepción desde el 18 de abril de 1649. ¡Fue todo un reto sin duda alguna!
Más detalles de la Catedral de Puebla
La catedral se construyó principalmente con cantera gris procedente del cerro de Guadalupe. En las decoraciones sobresalen detalles en piedra de pillerías (una especie de cantera).
En la fachada se pueden apreciar esculturas con imágenes de San Pedro y San Pablo, San José, Santiago de Mayor, Santa Rosa de Lima, San Miguel y San Gabriel Arcángel.
En su interior la belleza es inigualable gracias a los 14 objetos artísticos que adornan sus 14 capillas laterales. En el altar mayor o también conocido como altar de los reyes, se encuentran esculturas y pinturas religiosas del siglo XVIII.
Manuel Tolsá diseñó el altar mayor que se construyó entre 1797 y 1818. Es un sitio muy peculiar, ya que debajo de él se encuentran los restos de todos los obispos poblanos.
Así mismo, son impresionantes las 14 pinturas en forma de medallón que se atribuyen al famoso pintor Miguel Cabrera y se reparten a lo largo de la nave, el coro y los órganos.
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