Agustín Hernández Navarro fue un escultor y arquitecto mexicano originario de la Ciudad de México. Su carrera de más de 60 años lo posiciona como una figura imprescindible en la práctica arquitectónica mexicana, siendo el máximo exponente de la arquitectura emocional en México. Y es que fue él quien funcionó elementos del pasado precolombino de México con un diseño completamente contemporáneo.
Falleciendo a los 98 años de edad, en noviembre del 2022, dejo como legado la idea de que la arquitectura es un puente histórico, un diálogo que comunica a todas las épocas, que nos exige, a través de la memoria colectiva, ser el factor decisivo en defensa de nuestra identidad cultural… o al menos así lo dijo en su discurso de entrada a la Academia de Artes. Ah… y por cierto, era hermano de la famosa bailarina y coreógrafa Amalia Hernández.
El BAILE y la ARQUITECTURA
Amalia Hernández fue bailarina, coreógrafa y fundadora del reconocido Ballet Folklórico de México, que se presenta todos los miércoles y domingos en el Palacio de Bellas Artes; y también fue una de las principales defensoras de la preservación de las danzas originales de los pueblos de México. A principios de los años 60 decidió que debía de crear una academia en donde se impartieran danzas folklóricas mexicanas, y fue así que acudió a su hermano Agustín Hernández Navarro.
En esta escuela, ubicada en la alcaldía Cuauhtémoc de la CDMX, se inspiraría en la arquitectura prehispánica, utilizando trapezoides y enormes piezas de concreto; pero a su vez, también estaba inspirada en el baile y los movimientos de Amalia. Fue inaugurada en 1968, para dar paso a su siguiente gran obra.
La CASA de AMALIA HERNÁNDEZ
La construcción de esta casa inicio en 1969, en Santa Fe, Álvaro Obregón, CDMX. Amalia, quería una casa como un convento, por lo que Agustín tuvo que recorrer y analizar algunos para obtener lo mejor de ellos. Fue así como llegó a detalles como las aberturas oculares, que son una interpretación de las ventanas del siglo XVI.
El color y la luz se introducen en el interior con un toque sagrado, que genera paz y confort. También está presente el diseño de las conchas de nautilos, que tienen una forma de espiral y se dividen en cámaras.
El interior se divide en secciones que generan infinitas formas orgánicas, jugando con curvas sensuales y orgánicas, rompiendo con los ángulos agudos y utilizando métodos ingeniosos para los jardines interiores. En este punto, el arquitecto adopta la idea de que los espacios generan emociones, al igual que el ballet.
Agustín terminó la casa de Amalia Hernández en 1973. El resultado fue un espacio luminoso, con volúmenes que parecen flotar, desafiando la gravedad de forma monumental, definida y contemporánea.
¿Se puede VISITAR la Casa de AMALIA HERNÁNDEZ?
Visitar la casa de Amalia Hernández, al igual que cualquier otra obra de Agustín Hernández Navarro, es casi imposible. Por ahora, la Casa de Amalia Hernández es privada y se mantiene cerrada al público; de hecho, ni siquiera los que fueron bailarines del Ballet de Amalia pudieron entrar. Son contadas las personas que logran vivir está experiencia; de hecho hubo un pequeño grupo que tuvo acceso gracias a la agencia Somos Arte Experiencias.
La Escuela de Amalia sí tiene acceso, siempre y cuando seas estudiante o te inscribas a alguno de los cursos o talleres. Por su parte, el Praxis en Bosques de las Lomas, CDMX, que fue la casa y estudio de Agustín, solo abre cuando hay eventos especiales en la ciudad.
Por ahora, solo nos queda disfrutar de estas bellezas desde el exterior, esperando en un futuro que abran sus puertas para todo aquel apasionado de la arquitectura y la danza. ❖