La mitología escocesa tiene fama de ser misteriosa, cambiante y colonial. Entre sus más extraños seres nos encontramos con diosas enormes que controlan el clima, humanos con la capacidad de transformarse en caballos, e incluso vampiros que bajan todas las noches a saciar su sed de sangre… pero en la lista de los más interesantes, nos encontramos con los brownies…
NO… no son de chocolate
Los brownies escoceses son pequeños duendecillos con una altura de entre 30 a 60 centímetros de altura. En la antigüedad, se describían con piel oscura y un cuerpo lleno de vello, no obstante, nadie sabe cómo son realmente. Se dice que son muy coquetos: la mayoría usan sombrero de copa; sin embargo, su ropa está siempre desgastada y andrajosa.
Viven lejos del ojo humano, entre los arroyos y montañas de Escocia, y a pesar de tener fama de ser malignos y poseer un aspecto hostil, la realidad es que los brownies son muy alegres y amables. Les gusta vagar por el mundo, y en la mayoría de los casos, prestan sus servicios para realizar labores domésticas: barrer, limpiar, ordenar… todo lo que te quedó pendiente. Es por eso que erróneamente se les considera como elfos domésticos.
Ah… se nos olvidaba… los brownies suelen tener un carácter muy volátil, así que ten cuidado con lo que haces, o podría llegar a molestarse u ofenderse.
BROWNIES: amigos para toda la VIDA
Muchos de los brownies logran establecer relaciones cercanas con los humanos a los que ayudan, esto solo si logras agradecerle sus favores de la forma correcta: panecitos recién horneados, tartas de miel, cuencos de crema o cerveza casera. Esto es lo único que un brownie podría aceptar como agradecimiento, ya que, si lo haces con otro tipo de objetos, podría ofenderse e irse sin dejar rastro, e incluso podría deshacer tareas que ya había hecho.
Esta creencia es tan antigua, que muchas casas contaban con una “piedra del brownie“: un espacio donde se le depositaba la comida y ofrendas que se le darían al pequeño ser.
Así que ya lo sabes; la próxima vez que encuentres tu casa extrañamente limpia, quizá no sea magia, si no la mano amiga de un pequeño brownie.
#NuncaDejesDeViajar