Uno de los tesoros que Ramses II dejó al mundo y que aún sigue en pie. ¿Qué sucedería si el monumento histórico más importante de tu ciudad estuviera en riesgo de perderse por la construcción de una presa que le traerá beneficios a toda la población? ¿Elegirías perderlo para siempre por el bien de la comunidad? Hoy te hablaremos de Abu Simbel, en Egipto.
¿Beneficios económicos o preservar la historia?
Ese dilema fue el que se encontró no sólo Egipto, sino el mundo entero a mediados del siglo pasado cuando se proponía la edificación de una presa en el sur del país. Los beneficios económicos y sociales se repartirían por décadas entre la población.
El único problema era que al construirla, inundaría a su paso una de las construcciones más bellas del pasado faraónico. Sólo una solución tan monumental como la propia presa podría salvar el baluarte histórico ubicado en las cercanías del poblado de Abu Simbel en Egipto.
El apoyo vendría del todo el mundo gracias a la disposición de la UNESCO quien recaudó fondos por 40 millones de dólares para realizar lo que parecía impensable. Reubicar la totalidad de la zona arqueológica para evitar que el agua la alcanzara.
Afortunadamente, el dinero fue recaudado y con ello la relocalización de las ruinas dio inicio en el año de 1964. El día de hoy podemos disfrutarlas niveles más arriba de donde se encontraban originalmente, a la orilla del lago artificial Nasser, nacido gracias a la construcción de la presa.
Llegada a Abu Simbel
Para llegar a las ruinas de Abul Simbel es necesario tomar un vuelo a la ciudad de Aswan la cual está plagada de hoteles para todos los bolsillos. La ciudad es muy parecida a El Cairo en cuanto a servicios turísticos.
Es ahí desde donde debemos comprar nuestro pasaje para la zona arqueológica, ya sea que deseemos contratar un automóvil privado o un camión compartido. El trayecto es de tres horas y se parte muy temprano por la mañana rumbo al sur, casi al límite con la frontera con Sudán.
Atravesar trescientos kilómetros de desierto bien valen la pena para disfrutar uno de los templos más impactantes construidos hace más de tres mil años.
Las ruinas se encuentran divididas en dos partes, el Templo dedicado a Ramsés II y uno de menor escala a Nefertari. Ambos fueron labrados en la montaña en 1264 a.C. poco tiempo después de que el faraón subiera al trono, para después concluirlos en 1244 a.C.
Conoce a Ramsés II
Pararse frente al templo de Ramsés II nos hace pensar irremediablemente en el colosal ego del faraón. Cuatro estatuas a su imagen y semejanza de veinte metros de alto resguardan la entrada, eso sí, se encuentran sentados y con las manos en las piernas para no cansarse.
Miran al horizonte como si con su mirada trataran de advertir a todo el que quiera entrar que este es un lugar sagrado. A los pies de las estatuas se encuentran otras imágenes de menor tamaño que corresponden a personajes de la familia real.
Este templo está consagrado a los dioses Ra, Amun y Ptah; quienes en conjunto con Ramsés II engalanaban con sus imágenes el interior de la construcción.
Los antiguos arquitectos egipcios orientaron la entrada de tal manera que los días 22 de Febrero y 22 de octubre el sol entrara de tal forma que alumbrara las estatuas del faraón y los dioses. A excepción de Ptah quien es el dios del inframundo y debía permanecer en obscuridad total.
Se cree que esas fechas se celebraba el nacimiento y la coronación del faraón, por lo que no sólo los súbditos debían recordar la fecha, sino también las estrellas.
Construcciones que te dejarán sin aliento
Si bien nos impresionamos por el exterior del templo, su interior nos dejará sin aliento. Se trata de una estructura triangular como la mayoría de las construcciones egipcias. La primer sala es gigantesca y consta de 8 pilares del dios Osiris. Las habitaciones van reduciendo de tamaño en la medida que avanzamos.
El segundo templo está dedicado a Nefertari, la consorte principal de Ramsés II. Se considera que es la segunda vez que se construyó una edificación en honor de la esposa de un faraón, la primera fue para Nefertiti.
A la entrada de esta construcción podemos encontrar esculturas del soberano acompañado de su esposa. En las salas interiores se observan escenas de la vida diaria de la reina, como tocando instrumentos musicales.
No debes perderte la oportunidad de visitar este distante lugar y constatar cómo no hay obstáculos que detengan al ser humano cuando de llevar a cabo sus sueños se trata. Para conocer este y mas lugares recuerda #NuncaDejesDeViajar.